Reacciones químicas de comunicación en el cerebro son efecto
de comportamientos tales como consumo de sustancias, abuso de acciones como
sexo e ingerir comida, que a su vez provocan la exageración en recurrir a
repetir dichas actividades, lo que llamamos adicción.
Todas las adicciones provocan daños psicológicos, físicos y
sociales, son una enfermedad sin cura y en seguida presento más información.
Verónica Guerrero nos comparte “El Cerebro Adicto” en el
cual nos indica varias causas genéticas y de entorno, así como los efectos
cerebrales y consecuencias físicas que conlleva.
Indica que aproximadamente el 50% de ser propenso a las
adicciones es vía genética, y el otro 50% es referente al entorno, como
factores ambientales, sociales, culturales y dietéticos, aunque considero que
la decisión personal es primordial en este hecho y durante las diferentes
etapas de las adicciones.
Siempre se ha hecho referencia a ellas como falta de moral,
de educación y de recursos, sin embargo se ha demostrado que las adicciones se
comportan como una enfermedad como tal, siendo realmente un problema de salud.
Las acciones que provocan adicción, no solamente las sustancias,
causan cambios estructurales en el cerebro, que desencadena cambios en las formas
de actuar, aprender, ejecutar dependiendo la etapa en que se encuentre la
adicción y la afectación que se tenga en el cerebro.
Se tiene como gran común denominador la dopamina. Las
acciones de adicción generan la segregación de dopamina, que produce placer y sensación
de recompensa. Lo que lleva al cuerpo a querer repetir dichas acciones para tener
nuevamente esas sensaciones. Aunque de manera natural el cuerpo tiende a
repetir las acciones que permiten supervivencia, las adicciones provocan una sensación
mayor que las sensaciones naturales, lo que hace que el cerebro pierda
capacidad de sentir placer o recompensa por las situaciones naturalmente
placenteras. Para ejemplificarlo, en los resultados de un experimento, una rata
prefiere consumir cocaína que alimento.
Cierto porcentaje de la población tiene mayor vulnerabilidad
a ser envuelto en alguna adicción, pudiendo ser detectado, para a su vez cuidar
el entorno y evitar su acercamiento a las actividades causantes de adicciones.
La adolescencia es una edad de alta probabilidad de riesgo
de presentar daños irreversibles en la corteza cerebral al consumir sustancias
que provoquen estos cambios, ya que el cerebro aún no está totalmente formado.
Es muy importante, informar y crear un ambiente de prevención para este sector
de la población.
Como enfermedad sin cura, se tiene un tratamiento integral,
que es en particular para cada persona y dependiendo de cada adicción. En el
cual se considera la afectación cerebral y química, así como del entorno, estilo
de vida, actividades y rutinas para fortalecer de manera complementaria cada
una de las acciones para evitar el consumo y dar mayor calidad de vida.
Intentando tener menos recaídas, de menor tiempo y menor daño, ya que siempre las
habrá.
Considero que desde antes de ser adictos y en cualquiera de sus
etapas, el individuo tiene la capacidad de decisión. Decidir a no probar, decidir
a no consumir, decidir a consumir menos, decidir dejar de consumir, decidir
pedir ayuda profesional, decidir seguir un tratamiento, decidir no causar más
daño al cuerpo propio, decidir no seguir causando dolor a la familia, decidir a
seguir viviendo.
Para poder tomar una decisión se tiene que tener
información, estar consciente de los riesgos y daños que la adicción conlleva.
Saber las etapas y la manera en el cambio de la razón del afectado acerca de la
propia adicción.
Es por ello que teniendo un panorama más amplio de la realidad
de las adicciones, sabemos que sectores de la población no tienen acceso a esta
información, siendo más vulnerables. Por lo que se tiene que trabajar en que la
información tenga mayor penetración.
El interés en este tema es debido a que en mi familia se
presenta un caso de adicción, en una de sus etapas avanzadas. Me siento
identificado con las consecuencias que suceden en dichos casos, queriendo
ayudar sin saber cómo y con impotencia. Veo cómo dicha enfermedad ha cambiado
la perspectiva de su realidad, teniendo una manera errónea de pensar respecto a
su propia enfermedad. Es triste, pero da fortaleza para aprender de ello y no
cometer los mismos actos, así como hacer pública la información para poder
prevenir a más gente.
Esta escritura la comencé a partir del hecho de que la
adicción es realmente una enfermedad y no como muchos juzgan, falta de fuerza
de voluntad.